La defensa personal es un conjunto de habilidades técnico-tácticas encaminadas a impedir o repeler una agresión, realizadas por uno mismo y para sí mismo.

También recibe otras denominaciones como autoprotección o seguridad personal, no obstante estos conceptos tienen un ámbito mayor, donde se destaca fundamentalmente el componente preventivo.

Tipos de defensa personal

La defensa personal puede ser genérica o especializada (femenina, infantil, etc), resultando más eficaz cuanto más adaptada esté a las necesidades propias de cada persona, atendiendo a sus características, al tipo de agresiones que pueden sufrir con mayor frecuencia, etc.

Características de la defensa personal

Las habilidades técnico-tácticas de la defensa personal deben ser eficaces para conseguir el objetivo de evitar o repeler la agresión.

Pueden utilizarse todo tipo de recursos disponibles sin más límite que el marcado por la legislación. Resultando, de este modo, una materia multidisciplinar que contiene habilidades de las diversas artes marciales y militares, de los deportes de contacto y lucha, de otros tipos de lucha poco ortodoxas como la pelea callejera, así como de habilidades verbales.

“Defenderse” no siempre consiste en utilizar sólo habilidades “defensivas” que no mermen la capacidad atacante y continua de los agresores (en condiciones de superioridad física o/y numérica) esperando a que rehúsen por fatiga o autolesión. En la realidad, conseguir defenderse así resulta muy poco probable, incluso para un experto.“Defenderse” no siempre consiste en esperar a que se produzca la agresión, en ocasiones es recomendable anticiparse cuando la agresión es inminente. Si esperamos a que nos golpeen, apuñalen o disparen… posiblemente ya no podremos defendernos.

Fundamentos

Nuestra seguridad física es siempre la mayor prioridad (“la seguridad es lo primero”).

La defensa física es siempre el último recurso y exclusivamente frente a agresiones de tipo físico.

El recurso más efectivo es siempre evitar el enfrentamiento, especialmente aquel que conlleva la agresión física, dado que el resultado de todo enfrentamiento es incierto (ej: contusiones fortuitas, armas ocultas, cómplices no detectados,…). Aunque es legítima la defensa de nuestros derechos, tales como mantener nuestro honor y patrimonio, resulta más importante evitar poner en riesgo la vida. No obstante, cuando no hay otra solución mejor, se debe afrontar con decisión.

El “factor sorpresa” es un recurso táctico fundamental que debemos tener de nuestra parte.

Debemos utilizar cualquier recurso disponible que resulte efectivo: correr, gritar, utilizar objetos como armas, etc.

La destreza en la defensa personal depende del grado de práctica continuada, de su contenido y de las limitaciones personales.

La aplicación real de las habilidades asimiladas se llevará a cabo, generalmente, en circunstancias estresantes, por lo que requiere del suficiente hábito práctico como para que se ejecute como un acto reflejo.

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